Sepan vuesas mercedes que nuestra dama de nombre Inés ya trajo al mundo a Martina, por lo que desde aquí vaya nuestra más sincera enhorabuena y felicitación.
A lo largo de esta semana hemos estado viendo El Quijote, una obra que nace como una crítica basada en el sentido del humor a los libros de caballerías, por entonces muy leídos y cuyos argumentos habían llegado al máximo disparate.
Asimismo, la primera parte se publicó en 1605, con el título completo de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y en 1615, la segunda, El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Tuvo gran éxito y se hizo extraordinariamente popular.
Nuestro autor, Cervantes, siempre quiso ser poeta y consideraba la poesía la gracia que no quiso darle el cielo; de hecho, hay un momento en el que la sobrina de don Quijote teme que a su tío le pueda dar por la poesía: “[...] y lo que sería peor, hacerse poeta, que según dicen es enfermedad incurable y pegadiza”.
Don Quijote representa al idealista, que se empeña en defender el bien y castigar el mal, pero que casi siempre se encuentra con el fracaso y la humillación. Es un hombre generoso, tolerante e instruido, conocido entre sus vecinos con el apodo de “el Bueno”. Va evolucionando y, mientras al principio transforma la realidad para adaptarla a su fantasía, en la segunda parte de la novela se produce una “sanchificación”, es decir, distingue la realidad de la ficción y ve las cosas como son, pero que los demás le cambian la realidad para burlarse de él. Un loco en aparencia, pues realmente no lo estaba tanto y tras cuya demencia encontramos el mundo como debería ser.
"Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apartándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar y abusos que mejorar y deudas que satisfacer". (Capítulo II)
Sancho Panza representa al realista que vive apegado al mundo de lo material y lo cotidiano. Es un hombre sencillo, rústico y pacífico que tiene gran sentido común:“En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien -si es que este título se puede dar al que es pobre-, pero de muy poca sal en la mollera".
Sin embargo, conforme va transcurriendo la novela se va contagiando del carácter idealista de su amo (“quijotización”).
A partir de la aventura de los molinos, el grupo Mago de Oz compone la canción La leyenda de La Mancha, interpretando el espíritu quijotesco, que podéis escuchar.
La complejidad narrativa de El Quijote es sorprendente, así, tenemos a un escritor (Cervantes) que inventa a un personaje (Alonso Quijano), que a su vez inventa a otro personaje (don Quijote) y a otro autor (Cide Hamete Benengeli), cuya obra sirve como fuente a una traducción: la novela de Cervantes. Además, en la segunda parte, los personajes de la novela conviven con personas reales que les conocen porque han leído la primera parte del libro.
Uno de los muchos pasajes llenos de humanidad y nobleza en los que don Quijote rezuma bondad y nobleza de corazón sería el de su paso por la venta -castillo encantado según él- de Juan Palomeque, donde aparece Maritornes, la moza asturiana. Su escasa belleza física ("tuerta de un ojo, del otro no sana, bajita, cargada de espaldas") y lo poco que la valora su amo y, probablemente, la mayoría de los que pasan por la venta ("¿Adónde estás, puta? A buen seguro que son tus cosas estas") contrastan con la bondad que muestra al socorrer a Sancho Panza tras sufrir el famoso manteo. La fea, la contrahecha, la prostituta posee un alma generosa, que no sólo no guarda rencor a aquellos huéspedes locos por cuya culpa no pudo retozar con su mancebo, sino que hasta pone dinero de su bolsillo para que Sancho halle sosiego con un trago de vino.
Cervantes transmite su visión del mundo y del ser humano a través del contraste entre un personaje que se empeña en luchar por 1) una desfasada fantasía caballeresca y 2) la sociedad real de su tiempo, en la que conviven venteros, labriegos, bandidos, curas o aristócratas. Con ello se nos muestra el tema del choque entre 1) el idealismo y la realidad, 2) entre la locura y la cordura, 3) entre las ilusiones y el desengaño, donde las apariencias engañan y todo es relativo.
"La libertad, querido Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos".
El siguiente vídeo es la conmovedora muerte de don Quijote, en el que se condensan algunos de los temas fundamentales de la obra: el desengaño, el idealismo, la oposición locura / cordura, la amistad o la mutua influencia entre don Quijote y su escudero. Observamos cómo Sancho le pide a don Quijote que no se deje morir, que trate de recuperar las ganas de vivir y haga un esfuerzo por no abandonarse. Asimismo, se alude al episodio en el que el Caballero de la Blanca Luna -su vecino Sansón Carrasco- ha vencido en la playa de Barcelona a nuestro hidalgo, lo que le obliga a regresar a su aldea.
-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese de esa cama y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros y el que es vencido hoy ser vencedor mañana. [...]
-Señores -dijo don Quijote-, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Yo fui loco y ya soy cuerdo: fui don Quijote de la Mancha y soy ahora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía. [...]
En fin, llegó el último (instante) de don Quijote, después de recibidos todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallose el escribano presente y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió.
Antes de finalizar me gustaría transcribir los versos de León Felipe, en los que recoge el desánimo y la tristeza de nuestro hidalgo por no conseguir su utopía (sueños e ideales).VENCIDOS
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá “quedo su ventura”
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura,
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
No olvidéis los gentilicios ni los refranes y dichos de El Qujote para el examen. La vida de Miguel de Cervantes NO debéis estudiarla.
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