Regalemos palabras

¿Qué es más poderoso: el dinero o la palabra? Para el poeta Pablo Neruda, sin lugar a dudas, la palabra era potencialmente poderosa, de ahí su observación divertida y perspicaz cuando indicaba: "Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció...". Es decir, colocar una palabra en un sitio u otro puede conllevar la transformación de lo que se pretendía decir en origen.

Asimismo, habría que añadir que la modificación de un signo de puntuación, al igual que la ausencia-presencia de una tilde, puede provocar el cambio en el significado de la oración. ¡Claro está!, no es lo mismo decir la perdida de tu hermana que la pérdida de tu hermana, y retrotrayéndonos en el tiempo os relataré lo que supuso para un condenado a muerte el cambio de una simple coma.

Al emperador Carlos V se le pasó para que firmara una sentencia que decía así:

Perdón imposible, que cumpla su condena.

Al monarca le ganó su benevolencia y magnanimidad y antes de firmarla movió la coma de sitio:

Perdón, imposible que cumpla su condena.

Aludiendo al título, me gustaría que más a menudo nos regaláramos palabras, pero palabras que hagan brillar a la persona a la cual se la damos. Ni que decir tiene que si lleva un bonito envoltorio a modo de sonrisa o de guiño, ni os cuento. Me gustaría, si me lo permitís, regalaros dos: gracias y ánimo.